Un paseo por Cullera la noche de San Juan admirando y disfrutando, paso a paso, de su cautivador y emblemático paisaje que la define y la hace única. Impregnándote de su esencia.
Imágenes: Facebook Ayuntamiento de Cullera |
ESENCIA
Respirando el olor de la noche
tibia, serena, eterna,
a la claridad de la luna
de mi boca escapa un suspiro,
tibia, serena, eterna,
a la claridad de la luna
de mi boca escapa un suspiro,
fruto del recuerdo
que exhala un sentimiento.
Un anhelo continuo que no cesa,
un tú y yo intangible
flotando en el ambiente.
Gira la luz del faro.
¿A dónde me llevan mis pasos?
Líneas de luz y oscuridad
con embriagador perfume,
jazmín y galán de noche.
Un deseo al aire
y una moneda en la fuente.
Las centenarias araucarias
custodian tu emblemático corazón,
ornamental encuentro
cotidiano y festivo,
palpitando con pasión
la vida.
Gira la luz del faro.
¿A dónde me llevan mis pasos?
Entre balanceo de sombras
se prolonga el silencio
del llamado devastador.
Imponente, idílico, único.
Cierro los ojos
y degusto su olor.
La noche despacio desembarca
mientras él desemboca en el mar.
Gira la luz del faro.
¿A dónde me llevan mis pasos?
Abriga la noche el solsticio:
susurrantes olas,
pies descalzos,
mágicas hogueras.
El espíritu de los naranjos
deambula por la cautivadora bahía.
Esencia de azahar
impregnada en el alma.
Gira la luz del faro.
¿A dónde me llevan mis pasos?
Las estrellas rutilantes
afanosas perfilan,
el contorno de las letras
que la veterana montaña,
firme y orgullosa,
tu nombre deletrea.
Alzo la mirada
y sonrío feliz.
Gira la luz del faro.
¿A dónde me llevan mis pasos?
Siempre a ti.
Soledad Vallet
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